PABLO SANTANA

Algunas mañanas al despertar en el silencio de mi cuarto, mientras pongo a funcionar mis sentidos, siento como un lejano rumor de ajetreo en la cocina.

Salgo sigiloso y nadie. Unicamente las más suculentas y soñadas recetas listas para elevar al cielo al más exquisito de los paladares. Hoy por fin, y no se si ha sido un sueño, me ha parecido ver algo, pero se ha volatilizado como humo…